Emoción y tradición con el Trono dels Angelets en Elche
Elche vivió ayer una de las jornadas más emblemáticas de sus fiestas patronales con la Procesión de la Venida de la Virgen, reuniendo a miles de personas en un acto cargado de fe, tradición y alegría. Este evento, de gran relevancia cultural y religiosa, rindió homenaje a la Virgen de la Asunción, patrona de la ciudad.
La jornada comenzó con la salida del guardiamarinas Francesc Cantó, quien recorrió las calles a caballo anunciando la llegada de la Virgen al grito de “Visca la Mare de Déu!”. Este icónico personaje histórico, representado cada año, simboliza el anuncio de la llegada de la Virgen, un evento legendario que, según la tradición, ocurrió hace siglos en las costas de Elche. La participación de Cantó generó un ambiente de emoción y unidad entre los asistentes.
El punto culminante fue el recorrido del «Trono dels Angelets», una impresionante estructura decorada con esmero que porta la imagen de la Virgen. Escoltado por niños y niñas vestidos de ángeles, conocidos como “Angelets”, el trono recorrió las principales calles del casco histórico, seguido por una multitud de fieles, autoridades y bandas de música. Las melodías tradicionales interpretadas con dolçaina y tabalet acompañaron la procesión, reforzando el carácter festivo de la jornada.
La procesión culminó en la Basílica de Santa María, donde se celebró una misa solemne presidida por el vicario episcopal Lucas Galvañ. La Escolanía del Misteri d’Elx, dirigida por Javier Gonzálvez, deleitó a los presentes con su actuación coral, añadiendo un componente espiritual y artístico al evento.
Otros elementos destacados fueron la participación de gigantes y cabezudos, que aportaron un toque desenfadado, y las reinas y damas de las comisiones festeras, que lucieron trajes tradicionales, simbolizando la elegancia de la festividad. Además, una veintena de bailarinas de la compañía de María Segarra ofrecieron un homenaje especial a la Virgen con danzas tradicionales.
La jornada terminó con una espectacular mascletà lanzada desde el Puente de Altamira, poniendo el broche final a un día marcado por la tradición, la devoción y la alegría de los ilicitanos.