LA VIDA ARTIFICIAL EN PROCESOS COMPUTACIONALES: PROGRAMAS AUTORREPLICANTES AUTOGENERADOS POR EL SISTEMA
La Vida Artificial o Vida Computacional: Cómo Emergen Programas Autorreplicantes en Substratos Simples
En los campos del “Origen de la Vida” y la “Vida Artificial”, una pregunta central es cómo la vida emerge de dinámicas previas a la vida.
Un aspecto clave en estos estudios es la aparición de autorreplicadores, sistemas capaces de duplicarse a sí mismos.
En este contexto, un grupo de investigadores de Google y la Universidad de Chicago ha explorado cómo estos autorreplicadores pueden surgir en substratos computacionales a partir de programas simples.
La Aparición de Autorreplicadores
Los autorreplicadores son cruciales en sistemas biológicos como el ARN y el ADN, así como en simulaciones de vida artificial. Este estudio se enfoca en cómo estos elementos pueden surgir en un entorno computacional sin un paisaje de fitness explícito. Utilizando lenguajes de programación sencillos, como «Brainfuck» y «Forth», los investigadores demostraron que programas inicialmente aleatorios pueden evolucionar hacia formas autorreplicantes mediante interacciones y automodificación.
Substratos Computacionales
Los experimentos incluyeron variantes de un «gas de Turing», un sistema donde programas interactúan aleatoriamente, y simulaciones en «sopa primordial», un entorno que permitió observar dinámicas más complejas como la competencia por espacio. Además, se investigaron sistemas basados en conjuntos de instrucciones de microprocesadores reales, como el Zilog Z80 y el Intel 8080.
Sorprendentemente, en algunos lenguajes, como «SUBLEQ», no se observó la transición hacia la autorreplicación, lo cual sugiere que la complejidad del lenguaje puede influir en la aparición de vida computacional.
Conclusiones del estudio
Este estudio abre nuevas perspectivas sobre cómo la vida podría surgir en substratos computacionales, no solo como una curiosidad teórica, sino también como un potencial camino hacia formas de vida sintéticas.
La investigación sugiere que la autorreplicación puede surgir espontáneamente en sistemas simples, y que las propiedades del substrato juegan un papel esencial en este proceso.
Estos hallazgos podrían ser fundamentales para el desarrollo de sistemas de inteligencia artificial y otras formas de vida digital.
Crónica: Alberto Carrillo / AFPRESS
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