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CINE | LA CONJURA DEL  ESCORIAL

Película histórica y dramática española de 2008, de 128 minutos de duración, dirigida por Antonio del Real, con guion de Manuel Mir, Juan Antonio Porto, Antonio del Real y Marta Rivera de la Cruz, música de Alejandro Vivas Puig, fotografía de Carlos Suárez, coproducida entre España e Italia por Máscara Films y Settima Luna y protagonizada por Julia Ormond, Jason Isaacs, Joaquim de Almeida, Juanjo Puigcorbé, Jordi Mollà, Blanca Jara, Fabio Testi, Jürgen Prochnow, Rosana Pastor, Pablo Puyol, Concha Cuetos, José Lifante y Pilar Bastardés entre otros actores. Esta superproducción, cuyo reparto internacional condicionó un rodaje en inglés, tuvo  un coste de 15 millones de euros, gran presupuesto para el año 2008.

ARGUMENTO

El asesinato de Juan de Escobedo, secretario de Don Juan de Austria, la noche del 31 de marzo de 1578, durante una emboscada, es el punto de partida de una investigación, que señala a autores intelectuales del crimen muy poderosos: Antonio Pérez, secretario de  Estado, y su amante, Ana de Mendoza y de la Cerda, princesa de Éboli. El crimen tiene lugar en una corte, la de Felipe II, testigo de la lucha por el poder entre 2 importantes familias: la Casa de Alba y la Casa de los Mendoza.

LOS PERSONAJES

La película orbita en torno a la alianza política y amorosa entre Antonio Pérez, secretario de Estado, y la princesa de Éboli.

Antonio Pérez, cuya ambición política no tiene límites, se implica en una intriga, para disputarse el poder en la sombra con el mismísimo Duque de Alba.

Su amante Ana de Mendoza y de la Cerda, princesa de Éboli bella, inteligente y sibilina, sensual y seductora, aprovecha los secretos de Estado, que le revela su amante, Antonio Pérez, para traficar con ellos en beneficio de ambos.

Ana de Mendoza explota su atractivo para utilizar a los hombres en su beneficio, no vacilando en compartir lecho con el rey y posteriormente con Antonio Pérez.

Frente a la sibilina  y con muchas capas Ana de  Mendoza, se contrapone Damiana, la hermosa morisca, sin doblez. Romántica y trágica.

HECHOS HISTÓRICOS EN QUE SE BASA LA PELÍCULA

Antonio Pérez del Hierro, era secretario de Estado durante el reinado de Felipe II. Algunas fuentes indican que era  hijo de Gonzalo Pérez, uno de los secretarios más importantes de Carlos I. Gonzalo había sido acusado por sus enemigos de haber engendrado a Antonio, tras su ordenación como sacerdote, lo que desvirtuó el origen de Antonio Pérez según los cánones morales de aquel tiempo. Sin embargo Gregorio Marañón señala que existen indicios de que Antonio Pérez podría haber sido el hijo natural de Ruy Gómez de Silva, príncipe de Éboli, porque Antonio Pérez se crio en las tierras del príncipe y recibió la protección de dicho aristócrata, asumiendo la paternidad Gonzalo, como favor a dicho noble.

Antonio Pérez, protegido por la familia castellana de los Mendoza, emparentados con el príncipe de Éboli, recibió una excelente educación en las más prestigiosas universidades de la época, como las universidades de Alcalá de Henares, de Salamanca, de Lovaina, de Venecia y de Padua.

Su padre “oficial”, Gonzalo Pérez, le inició en los asuntos de Estado, siendo nombrado Antonio, primero secretario del entonces príncipe y luego rey Felipe II, continuando Gonzalo como secretario de Estado. En 1567, un año después de  la muerte de Gonzalo Pérez, que tuvo lugar en 1566, Antonio Pérez se convierte en secretario de Estado .Las competencias de Antonio incluían los asuntos relativos a Países Bajos, Francia, Inglaterra y Alemania, además de la correspondencia interna. Durante los 10 primeros años de su secretaría, se ganó la confianza y el respeto del rey, influyendo notablemente sobre el monarca, que seguía sus consejos por su inteligencia, conocimiento de los asuntos de Estado e instinto infalible. El favor real del que gozaba, lo utilizó para acrecentar poder y riquezas.

Antonio Pérez, maestro de la intriga y del engaño, aconsejaba una cosa en público, mientras la desaconsejaba en privado, tomaba partido ante unos y después por otros, afirmaba y desmentía, sin vacilar en recurrir al chantaje y al abuso del poder. Utilizaba su acceso a la correspondencia personal del rey en su propio beneficio. Esta información privilegiada le permite aconsejar e instigar, incluso revelar secretos de Estado a enemigos de España, para suscitar reacciones de las que aprovecharse o con las que justificar represalias o simple y llanamente desinformar, para sacar partido del caos provocado.

Durante la noche del 31 de marzo de 1578, lunes de Pascua, una calle madrileña se convirtió en escenario del asesinato de Juan de Escobedo, secretario de Don Juan de Austria, a manos de unos sicarios. Los estudios del hispanista Geoffrey, biógrafo del monarca Felipe II, señalan directamente a Antonio Pérez, secretario de Estado, entre 1567 y 1579, y testaferro del rey, como autor intelectual del crimen.

Desde el régimen de Carlos V, padre de Felipe II, la corte española se dividía en dos bandos. Mientras la facción “liberal”, encabezada por Ruy Gómez de Silva, príncipe de Éboli y su secretario Francisco de Eraso, era partidaria de un acuerdo con Flandes y del enfrentamiento con Inglaterra, la otra, “conservadora”, dirigida por el duque de Alba y por el inquisidor general Fernando de Valdés, optaba por continuar el conflicto con los Países Bajos. Tras la muerte del príncipe de Éboli en 1573, el secretario de Estado y hombre de confianza del monarca español Felipe II, Antonio Pérez, pasó a liderar el bando liberal, aliándose con la viuda de Ruy Gómez de Silva, la fascinante Ana de Mendoza de la Cerda, princesa de Éboli, mejorando así su relación con la nobleza. Con Ana de Mendoza además de cama, compartió secretos de Estado, aprovechados por la princesa en beneficio de ambos, traficando con esta información gubernamental, según comenta Ricardo de la Cierva en la biografía “Yo Felipe II.”

En la época en que Don Juan de Austria, hermanastro de Felipe II, gobernaba los Países Bajos, Antonio Pérez y sus partidarios, como el marqués de los Vélez y el cardenal Quiroga, aconsejaban al rey una paz negociada con los rebeldes flamencos y la invasión de Inglaterra. Felipe II era reacio a seguir estas recomendaciones, ya que creía que no estaba preparado para la invasión. Antonio Pérez  abonó la desconfianza de Felipe II hacia su hermanastro Juan, aprovechando las tensiones entre el rey español y el gobernador de los Países Bajos.

Don Juan de Austria, hijo bastardo de Carlos V, que se alzó con la victoria en la batalla de Lepanto, confiaba totalmente en su fiel secretario Juan de Escobedo, lo que, según algunos estudiosos, suscitó celos en Felipe II y en Antonio Pérez, que urdió un plan para acusar a Don Juan de Austria de ser excesivamente ambicioso, puesto que  Don Juan de Austria pretendía deponer a Isabel I, de Inglaterra, desposarse con la católica María Estuardo y reinar en Gran Bretaña.

Se sospecha que Escobedo, entonces Secretario de Hacienda, era un antiguo agente de Felipe II y de Antonio Pérez, enviado a Italia y a Flandes, en calidad de secretario personal, para espiar a Don Juan de Austria, hermanastro de Felipe II, nombrado gobernador de los Países Bajos por el rey en 1576. Don Juan de Austria había perdido la confianza y el afecto del rey, al no poder cumplir la misión asignada, probablemente por escasez de soldados y de recursos materiales.  Merced a la información suministrada por Juan de Escobedo, Antonio Pérez aconsejaba a Don Juan un acuerdo con Flandes e invadir a Inglaterra, mientras aseguraba a Felipe II que su hermanastro pretendía el trono en Inglaterra, para declararle la guerra al monarca español y coronarse como rey de España.

Escobedo defraudó a Felipe II, porque Juan de Austria se ganó la simpatía del espía y Escobedo cambió de bando y de lealtad, dando consejos no coincidentes con la voluntad del rey a Don Juan de Austria. Escobedo dejó de informar a Antonio Pérez de los movimientos de Juan de Austria, al que previno de los manejos de Antonio Pérez. Juan de Austria envió a Escobedo a Madrid, para revelar esta traición a Felipe II.

En 1578 Juan de Escobedo, regresó  a la Corte, como se ha comentado, para justificar la posición de Juan de Austria ante el rey, lo que podía revelar las intrigas urdidas por Antonio Pérez. Según algunas fuentes Antonio Pérez, defraudado por el comportamiento de Escobedo, intentó sobornarle  y también recurrió a amenazas y coacciones, pero carecía de modo con que chantajearle, por lo que recomendó a Felipe II asesinar a Escobedo, sembrando la desconfianza en el rey de España, haciéndole sospechar que su hermanastro Juan de Austria, bajo la influencia de Escobedo, planeaba revolverse contra el monarca de España. Algunos historiadores creen que el crimen se produjo con la aquiescencia del rey..Otros estudiosos piensan, pero no hay pruebas concluyentes, que el mismo monarca estaba detrás del asesinato de Escobedo y que de acuerdo con el rey, Antonio Pérez planeó el asesinato de Escobedo.

Inicialmente Antonio Pérez intentó matar a Escobedo, envenenándole, sin resultado, en 2 ocasiones. Luego optó por el asesinato mediante sicarios, que tuvo lugar la noche del 31 de marzo de 1578, en la esquina entre la calle Mayor y la de la Almudena, cerca de Bailén, cuando Escobedo acudía al palacio real para una audiencia con el rey, en la que desvelaría la conspiración de Antonio Pérez. Al doblar dicha esquina, fue cercado por 6 asesinos, que sujetaron las riendas de su montura, mientras uno le atravesaba de una estocada.

La muerte de Escobedo no acabó con el problema de Antonio Pérez, puesto que las sospechas generales de su implicación en el asesinato le salpicaron. Antonio Pérez estaba bajo la protección del rey, que rechazó todas las acusaciones contra Antonio Pérez, por su propio sentimiento de culpabilidad en el crimen y porque Antonio Pérez “sabía demasiado”, por lo que suponía una amenaza para el monarca.

Antonio Pérez, que era la mano derecha del rey, tenía acceso a los asuntos de Estado, secretos oficiales, que compartía, como se ha apuntado anteriormente, con la princesa de Éboli, cuando ella se lo solicitaba. Por esta razón la curiosa y sibilina Ana de Mendoza, también se vio involucrada en el asesinato de Escobedo el 31 de marzo de 1578.

No hay certeza total respecto a los motivos que condujeron al asesinato de Escobedo. Se especula la posible revelación de la relación extraconyugal entre la princesa de Éboli y Antonio Pérez o la conspiración de Ana de Mendoza y el Secretario de Estado en torno a la sucesión al trono vacante de Portugal y en contra de los planes de Don Juan de Austria, respecto a casarse con María Estuardo. En lo que concierne a la intriga sobre la sucesión al trono de Portugal, Ana de Mendoza concibió el plan de casar a sus hijos con los pretendientes al reino de Portugal, antes de que Felipe II lo anexionara en 1581.

En esta época, bajo el reinado de Felipe II, menguaba el poder de la aristocracia por el avance del absolutismo monárquico. La nueva monarquía quedaba administrada por juristas y funcionarios y controlada por una ideología de intransigencia religiosa. La princesa de Éboli nunca aceptó esta situación, porque era contraria a sus propios intereses. La política conciliadora de su marido, en relación a Flandes, perdió terreno con el estallido de la guerra en los Países Bajos. De talante clasista, Ana de Mendoza no aprobaba el origen social de Escobedo.

Felipe II no quería revelar los temores, que sentía hacia la posible rebelión de su hermanastro, que probablemente le habían conducido a su aquiescencia, extraoficial, hacia el crimen citado, que inicialmente era inexplicable. Sin embargo se suscitaron rumores que señalaban que Escobedo había sorprendido a Antonio Pérez y a la princesa de Éboli en la cama y que les había amenazado con decírselo al rey. Según la maledicencia popular los amantes organizaron el asesinato, para evitar las filtraciones de su affaire al rey. Esta interpretación popular de los hechos, desviaba la atención de los verdaderos motivos del crimen. Por esta razón Felipe II fingió creer  esta patraña.

La princesa de Éboli sabía demasiado sobre el asesinato de Escobedo. Ella misma había facilitado  la evasión de uno de los sicarios implicados, por lo que podía dar a conocer la conspiración, si era espoleada por la presión popular, viéndose obligada a defender su honor, concepto importante en aquella época. Antonio Pérez, que era hombre casado, podía verse tentado también a revelar los verdaderos motivos del asesinato, chantajeando al monarca con documentos comprometedores  manuscritos del mismo rey, custodiados por el secretario de Estado, desde el día del crimen.

En esto se produjo la muerte de Don Juan de Austria, el 1 de octubre de 1578, según unos  durante el asedio a la ciudad belga de Namur,  y según otras fuentes, por fiebres tifoideas. Pese a que el comportamiento de Juan de Austria, ocasionalmente, había sido imprudente y desafiante, su objetivo no era destronar a  Felipe II. Llegaron al Escorial, acompañando a sus restos mortales, su correspondencia y documentación personal, que probaban  que nunca conspiró contra Felipe II. revelando la red de engaños de Antonio Pérez.

Por todas estas razones Felipe II tras dudas, problemas de conciencia y consultas a su confesor, el 28 de julio de 1579, optó  por precaución, prudencia y miedo, por detener a Antonio Pérez, bajo la acusación de tráfico de secretos de Estado y corrupción y a la princesa de Éboli, pese al afecto, que quizá le tuvo en su juventud, por su desconfianza en la asociación entre ésta y Antonio Pérez.

La noche del 28 de julio de 1579, mediante el alcalde de Madrid y 20 alguaciles, se produjo la detención de  Antonio Pérez, que fue cesado como secretario de Estado  y conducido a la casa del alcalde de Madrid, mientras la dama fue confinada en la torre de Pinto, próxima a la villa de Madrid, durante año y medio. Posteriormente fue recluida en el castillo de Santorcaz y el resto de su vida en su palacio de Pastrana, estrechamente vigilada y sin poder salir a la calle, ni comunicarse con el exterior. Murió por un problema cardiaco el 12 de febrero de 1592, mientras continuaba el conflicto entre Antonio Pérez y Felipe II. De esta manera terminaba la fulgurante carrera de esta señora, que durante largo tiempo por medio de su marido, de Felipe II y de Antonio Pérez, intentó dominar la Corte de Madrid, el Escorial, Castilla, Aragón Portugal y todo el mundo conocido.  La obcecación de la princesa de Éboli en no pedir disculpas al rey y sufrir la prisión domiciliaria, ilustran el talante orgulloso de la rancia aristocracia castellana antes de la victoria del absolutismo.

Tras su primera detención Antonio Pérez gozaba de libertad para moverse por Madrid, bajo la vigilancia de la Corona, ya que el rey requería unos documentos, celosamente guardados, por Antonio Pérez, que podían involucrar al propio monarca en el asesinato. Posteriormente  la presión de la familia de Escobedo y sus aliados provocó una segunda detención de Antonio Pérez en 1585, nuevamente por tráfico de secretos y corrupción, sin mencionar el asesinato, que le supuso la condena a 2 años de prisión y una cuantiosa multa.  En 1590 y tras ser torturado, admitió su  participación en el asesinato de Escobedo. En abril de ese mismo año, con la colaboración de su esposa Juana Coello, Antonio Pérez logró escapar de la prisión en Madrid y se dirigió a Zaragoza, donde podía acogerse a la protección de los fueros, merced a su ascendencia aragonesa.

En el reino de Aragón le apoyaron el duque de Villahermosa, el conde Aranda y Diego de Heredia. Con la protección del Justicia Mayor de Aragón ganaba tiempo y apoyos ,para eludir la justicia real y poder refugiarse en Francia. Felipe II  realizó un alegato ante el Justicia de Aragón contra Antonio Pérez por el asesinato de Escobedo, tráfico de secretos de Estado y huida de la prisión, pero desengañado por la lentitud de la justicia aragonesa y porque no esperaba una condena favorable a los intereses del rey, retiró los cargos de Antonio Pérez y empleó el tribunal de la Inquisición, tribunal contra el que no cabía oposición ni por parte de los fueros aragoneses, ni de la justicia aragonesa.

En mayo de 1591 se produjo el traslado de Antonio Pérez de la prisión del Justicia a la de la Inquisición. Los defensores de Antonio Pérez reaccionaron con una revuelta en Zaragoza, llamada revuelta de Antonio Pérez o Alteraciones de Aragón y Antonio Pérez regresó a la prisión de la Justicia aragonesa, desde la que inició una campaña contra la Corona.  En septiembre de ese mismo año fue conducido nuevamente a la prisión de la Inquisición y sus partidarios lo excarcelaron y lo liberaron, lo que suscitó una crisis en Aragón por la defensa de los fueros.

Antonio Pérez, ayudado por Juan de Lanuza y Urrea, justicia de Aragón, se dirigió a Bearn, territorio fronterizo entre los Pirineos centrales y el País Vasco francés, para acogerse a la protección de Enrique de Navarra, al que reveló parte de los secretos de Estado y con quien planeó invadir España y derrocar a Felipe II. Esta conspiración no tuvo éxito, porque Enrique de Navarra abjuró del protestantismo, firmando un acuerdo de no agresión contra España.

En octubre de 1591 el rey español envió un ejército de 12000 soldados  a Zaragoza, para sofocar las protestas, lideradas por Juan de Lanuza y Urrea, justicia de Aragón, cuya detención y ejecución acabó con la rebelión.

Posteriormente Antonio Pérez se instaló en Inglaterra, donde comerció nuevamente con su información privilegiada, trabajando al servicio de la reina Isabel, conocida enemiga de la Corona Española. Tras la pérdida de los héroes nacionales ingleses, los piratas Francis Drake y John Hawkins, Antonio Pérez colaboró en una acción bélica, que provocaría la quiebra de la Real Hacienda española: el ataque inglés y saqueo de Cádiz en 1596. Para prevenir una invasión española inminente, Isabel I, decidió atacar la flota española, fondeada en el puerto de Cádiz, mediante una flota inglesa constituida por 150 naves y 7000 soldados. El ataque inglés culminó con el incendio y el saqueo de la ciudad y de la flota española .Responsable del rotundo éxito del ataque  fue la información sobre defensas, tácticas y prácticas del ejército español, proporcionada por Antonio Pérez.

Amigos protestantes calvinistas, colaboraron con Antonio Pérez en la preparación de los textos conocidos como “Relaciones”, escritos con el propósito de alimentar la leyenda negra contra Felipe II. Aparte de las citadas “Relaciones”, de la pluma de Antonio Pérez surgieron multitud de escritos, artículos, textos y libros contra el monarca español. Procede resaltar la poderosa influencia de sus escritos políticos sobre Spinoza.

Arrepentido intentó repetidamente conseguir el perdón de la Corona infructuosamente, falleciendo en París en 1611, pobre y olvidado, porque dejó de ser útil para ingleses y franceses.

MARCO HISTÓRICO Y GEOGRÁFICO

Los  Reyes Católicos financiaron el proyecto de Cristóbal Colón, de buscar una nueva ruta comercial con Asia, atravesando el Atlántico. Accidentalmente, durante el viaje de Colón, se descubrió un nuevo continente, América, cuya conquista y colonización, forjarían el Imperio español. Durante los siglos XVI y XVII  España se convertiría en primera potencia política y económica.

El imperio español, bajo Felipe II  abarcaba América del Sur, América Central, El Caribe, grandes áreas de América del Norte, las islas Filipinas en Asia, enclaves en las costas de África y de la India, los Países Bajos Españoles, el Ducado de Milán y el Reino de Nápoles.

Dada la gran extensión del Imperio Español, su área de influencia política y económica de expandió. A lo largo del siglo XVI se desarrolló el comercio entre la península ibérica y las Américas y entre la península ibérica y Asia del Este y las Filipinas. Como potencia militar, el Imperio español controlaría mares y océanos mediante la armada y dominaría los campos de batalla a través de los tercios.Durante ese tiempo España estaba implicada en conflictos contra el Imperio Otomano, los Países Bajos, Francia, Inglaterra y los protestantes.

La población española, concentrada en el valle del Duero, la Mancha y Andalucía, aumentó considerablemente durante los siglos XV y XVI. En el siglo XV, particularmente, se produjo un despegue económico, atribuido al boom de la lana merina castellana, que, debido a nuevas técnicas de hilatura, se difundió a escala internacional, convirtiéndose en materia prima de los tejidos manufacturados en Flandes. Comerciantes castellanos se asientan en las principales ciudades de Europa Occidental e implementan nuevas técnicas comerciales como letras de cambio y seguros marítimos.

Por otra parte el creciente endeudamiento de los monarcas, preparaba el escenario para el triunfo de la burguesía, que acabaría desplazando a la nobleza en el poder.

Esta época, de importante desarrollo económico, conocida como siglo de Oro, sería testigo del mayor auge cultural y artístico. Durante ese periodo España destacó en la Literatura, las Artes Plásticas, la música y la arquitectura. El saber se atesoraba y enseñaba desde las renombradas universidades de Salamanca o Alcalá de Henares. Empero, la ciencia no se desarrolló al mismo nivel que las Humanidades, al contrario de lo que pasó en otros países de Europa.  ¿La influencia de la Contrarreforma tuvo algo que ver?

Por lo que respecta a las letras, España alumbró el género de  la novela picaresca y congregó a genios de la pluma como  poetas, dramaturgos y prosistas, entre los que se cuentan: Cervantes, Quevedo, Góngora, Lope de Vega, Calderón, Tirso de Molina, Fernando de rojas, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Santa Teresa de Ávila y Mateo Alemán. Como humanistas teólogos o filósofos destacan Baltasar Gracián, Juan Luis Vives, Fray Bartolomé de las Casas, Miguel Servet y Antonio de Nebrija.

En cuanto a la pintura sobresalen poderosamente Diego Velázquez y el manierista El Creco, pero existe también toda una pléyade de notables artistas como Murillo, Ribera y Zurbarán.

Como escultores destacan Alonso Berruguete, Gregorio Fernández, Francisco Salzillo, Alonso Cano y Pedro de Mena.

En el ámbito arquitectónico es una figura relevante Juan Bautista de Toledo, constructor de El Escorial, gran palacio y monasterio real, en el que posteriormente colaboraron Juan de Herrera, Juan de Miniares y Giovanni Battista Castello. Dignos de mención son Pedro Machuca y Diego de Siloé.

Tomás Luis de Victoria, Luis de Milán y Alonso Lobo configuraron la música renacentista, conformando los estilos del contrapunto y la música policoral.  Su impronta alcanzó hasta la época barroca.

SINOPSIS

La película aprovecha para el rodaje escenarios en Baeza, Úbeda, Jaén, Toledo, Viso del Marqués, Talamanca de Jarama, El Escorial y el Algarve portugués, explotando las excepcionales interpretaciones de Jason Isaacs, como el inteligente y ambicioso Antonio Pérez, de Joaquim de Almeida, como el sinuoso Escobedo, de Fabio Testi, como el ilustre duque de Alba y de Juanjo Puigcorbé, como el prudente Felipe II.

Este film consigue la recreación de una época, haciendo gala de una fastuosa puesta en escena, por la brillantez de los decorados, el exquisito vestuario y la belleza y espectacularidad de los escenarios naturales. Ante los asombrados ojos del espectador desfilan suntuosas  y atrevidas fiestas, emocionantes duelos a espada, momentos cumbre como el fallido envenenamiento de Escobedo, escenas dramáticas como el asesinato de Escobedo y la ejecución de la hermosa morisca, que sumergen al espectador en aquel tiempo.

Emociones humanas básicas como el amor, entre Espinosa y la bella morisca o la pasión desatada entre Pérez y la princesa de Éboli, justifican muchas reacciones humanas, acercando a los personajes históricos, mostrados de forma naturalista, sin la rigidez y el hieratismo con que aparecen generalmente reflejados en  los documentos históricos y en las obras de arte.

Esta película aunque avala la participación en el asesinato de Escobedo de Antonio Pérez, secretario de Estado y de su amante, la bella y sibilina princesa de Éboli, resulta ambigua en cuanto a la posible implicación en el crimen de Felipe II, puesto que los historiadores Henry Kamen, Manuel Fernández Álvarez o Marañón no están de acuerdo en este sentido.

En definitiva “La conjura del Escorial” se erige en una de las mejores películas históricas del cine español, en la que se entrecruzan el amor, la pasión, la ambición, la envidia y la traición.

Crónica: Beatriz Recio Inés

TRAILER