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LA CRISIS DEL AGUA | LLUVIA ARTIFICIAL, DESALINIZACIÓN Y POTABILIZACION DE AGUAS RESIDUALES

La lluvia artificial es una técnica que busca provocar precipitaciones mediante la intervención humana en las nubes.

Ante la escasez de agua y las sequías que afectan a muchas regiones del planeta, algunos países han recurrido a esta opción para aumentar sus recursos hídricos. Sin embargo, la efectividad y la seguridad de esta práctica son cuestionadas por la comunidad científica y ambiental.

¿Cómo se produce la lluvia artificial?

Existen diferentes métodos para generar lluvia artificial, pero el más común es la siembra de nubes. Este consiste en rociar sustancias químicas, como yoduro de plata o dióxido de carbono congelado, sobre las nubes para crear ciclos de condensación y favorecer la formación de gotas de agua. Estas gotas pueden caer como lluvia si son lo suficientemente grandes y pesadas, o si se encuentran con corrientes de aire ascendentes que las empujan hacia abajo.

Otra técnica más reciente es la estimulación eléctrica de las nubes. Esta utiliza drones que lanzan descargas eléctricas a las nubes para alterar su polaridad y atraer las partículas de agua. De esta forma, se logra aumentar el tamaño y el número de las gotas, lo que facilita su caída como lluvia.

¿Qué países utilizan la lluvia artificial?

La lluvia artificial se ha empleado en diversos países con climas secos o áridos, como China, Emiratos Árabes Unidos, India, Israel, Marruecos, Tailandia o Estados Unidos. Estos países buscan mejorar sus condiciones agrícolas, hidrológicas y ambientales mediante la generación de precipitaciones.

China es uno de los países que más ha apostado por la lluvia artificial. Desde la década de 1950, ha desarrollado un programa de modificación del clima que abarca más de 5 millones de kilómetros cuadrados. El país asiático ha utilizado la siembra de nubes para aumentar la lluvia, disipar la niebla, reducir el granizo o combatir los incendios forestales. Además, ha empleado esta técnica para asegurar eventos importantes, como los Juegos Olímpicos de 2008 o el desfile militar de 2019.

Emiratos Árabes Unidos es otro de los países pioneros en la lluvia artificial. El país del Golfo Pérsico sufre una de las tasas más bajas de precipitación del mundo, con una media anual de 100 milímetros. Por eso, desde 2010, ha invertido más de 15 millones de dólares en un proyecto de siembra de nubes que ha logrado aumentar la lluvia en un 15%. Además, en 2021, ha conseguido producir lluvia artificial sin productos químicos, mediante la estimulación eléctrica de las nubes con drones.

¿Qué beneficios y riesgos tiene la lluvia artificial?

La lluvia artificial puede tener beneficios potenciales para los países que la utilizan, como:

  • Aumentar la disponibilidad de agua para el consumo humano, la agricultura y la industria.

  • Mitigar los efectos de las sequías y las olas de calor.

  • Favorecer el crecimiento de la vegetación y la biodiversidad.

  • Reducir la contaminación atmosférica y la radiación solar.

Sin embargo, la lluvia artificial también puede tener riesgos e impactos negativos, como:

  • Alterar el ciclo natural del agua y el clima.

  • Provocar inundaciones, deslizamientos de tierra o daños en la infraestructura.

  • Afectar a la calidad y la salinidad del agua.

  • Generar conflictos por el uso y la distribución del agua entre países o regiones.

  • Contaminar el medio ambiente con las sustancias químicas empleadas.

¿Qué alternativas hay a la lluvia artificial?

La lluvia artificial no es la única solución para hacer frente a la escasez de agua. Existen otras opciones más sostenibles y eficientes, como:

  • La desalinización del agua de mar o salobre, que consiste en eliminar la sal y otros minerales del agua mediante procesos físicos o químicos, como la ósmosis inversa o la destilación.

  • El tratamiento y la reutilización de las aguas residuales, que consiste en depurar el agua procedente de las actividades domésticas, industriales o agrícolas para eliminar los contaminantes y devolverla al ciclo del agua.

  • El ahorro y la gestión eficiente del agua, que consiste en reducir el consumo y el desperdicio de agua mediante medidas de concienciación, educación, regulación, tecnología o innovación.

El sistema Al-Ghaith

El sistema Al-Ghaith es el nombre que recibe el programa de lluvia artificial que Marruecos ha implementado desde la década de 1980. El sistema consiste en el uso de aviones equipados con generadores de yoduro de plata que rocían las nubes para inducir la lluvia. El objetivo del sistema es aumentar la producción agrícola y la seguridad alimentaria del país.

Sin embargo, el sistema Al-Ghaith ha sido cuestionado por su eficacia y su rentabilidad. Según el ministro marroquí de Equipamiento y Agua, Nizar Baraka, las experiencias internacionales han demostrado las deficiencias de la siembra de nubes y la necesidad de recurrir a las nuevas tecnologías, como la desalinización o el tratamiento de aguas residuales. Por eso, Marruecos estaría valorando dejar atrás el sistema Al-Ghaith y apostar por otras alternativas más sostenibles y eficientes.

Indicador de sequía de España 2024

 


Indicador de sequía mundial 2023

 

 

Crónica: Alberto Carrillo / AFPRESS

Fotografías: Pinterest