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Japón logra alunizar con la sonda SLIM, pero no consigue generar energía

La sonda japonesa SLIM, apodada “francotirador lunar”, ha llegado a la superficie de la Luna el pasado sábado 20 de enero de 2024, convirtiendo a Japón en el quinto país que logra este hito, tras la Unión Soviética, EE UU, China y la India. Sin embargo, la misión ha sufrido un contratiempo, ya que el módulo no ha podido generar electricidad con sus paneles solares.

Un aterrizaje preciso, pero problemático

La sonda SLIM (siglas en inglés de aterrizador inteligente para investigar la Luna) despegó el 7 de septiembre de 2023 a bordo de un cohete H-2A, junto con el telescopio espacial de rayos X XRISM. Tras cuatro meses de viaje y varias maniobras de gran complejidad, el módulo de 2,4 metros de alto, 2,7 metros de largo y 1,7 metros de ancho se ha posado sobre el cráter Shioli, en la parte sureste de la cara visible de la Luna, en un punto muy cercano al ecuador del satélite terrestre.

El objetivo principal de la misión era demostrar que es posible realizar alunizajes con una sonda liviana y de pequeña escala con gran precisión. La sonda SLIM contaba con cámaras adaptadas con algoritmos de reconocimiento de imagen para detectar obstáculos peligrosos y evitarlos durante el descenso. La agencia espacial japonesa (JAXA) pretendía posarse a una distancia máxima de 100 metros del punto elegido para hacerlo, una hazaña que superaría con creces la precisión de otras misiones anteriores.

Unos instantes antes de tocar el suelo lunar, SLIM lanzó sus dos robots exploradores, LEV-1 y LEV-2, que tenían la tarea de recoger datos sobre el entorno y transmitirlos al módulo. Sin embargo, algo salió mal durante el aterrizaje, y la sonda no pudo desplegar correctamente sus paneles solares, lo que le impidió generar la energía necesaria para funcionar.

Un éxito a medias

La JAXA confirmó que la sonda SLIM había aterrizado en la Luna y se comunicaba con la Tierra, pero no generaba electricidad. Los responsables de la agencia espacial nipona lo consideraron un éxito parcial, al confirmarse que el módulo estaba enviando señales, recibidas por la antena de la NASA en Robledo de Chavela (Madrid). También se recibieron las señales de los robots LEV-1 y LEV-2, lo que indica que sobrevivieron al lanzamiento desde la sonda.

“Creemos que el aterrizaje suave en sí fue un éxito, ya que la nave envió datos de telemetría, lo que significa que la mayoría de los equipos a bordo funcionaban”, declaró Hitoshi Kuninaka, funcionario de JAXA, en una rueda de prensa. Sin embargo, reconoció que el fallo en los paneles solares era un problema grave, y que se estaban investigando las causas.

Entre las posibles hipótesis que han podido llevar a este desenlace, se baraja que SLIM volcase tras aterrizar demasiado rápido, no apagara los motores inmediatamente o llegara a la superficie con demasiada velocidad lateral. “El momento angular hace que las cosas rueden más en baja gravedad lunar”, señaló en la red social X el astrofísico escocés Scott Manley.

Un futuro prometedor para la exploración lunar

A pesar del contratiempo, la misión SLIM ha demostrado que Japón tiene la capacidad de realizar alunizajes de alta precisión, lo que abre nuevas posibilidades para la exploración lunar. La JAXA espera poder aplicar su tecnología a futuras misiones que busquen recursos como el agua en el satélite terrestre, o que exploren otros mundos del Sistema Solar.

La sonda SLIM también ha servido para probar el concepto de los robots LEV, que podrían ser útiles para realizar estudios científicos en lugares de difícil acceso o de alto riesgo. Los robots LEV tienen un diseño esférico y pueden rodar por el terreno lunar, evitando los obstáculos con sensores infrarrojos. Cada uno pesa unos 250 gramos y tiene una cámara, un acelerómetro, un giroscopio y un transmisor.

La misión SLIM ha sido un ejemplo de cooperación internacional, ya que ha contado con la participación de la NASA, la ESA y varias universidades e instituciones de Japón y otros países. La sonda SLIM también llevaba a bordo un disco con mensajes de apoyo y esperanza de más de 10.000 personas de todo el mundo, que se han convertido en parte de la historia de la exploración espacial.

 

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