EL PUENTE DEL BIMILENARIO PUEDE ESTAR AFECTADO POR EL EFECTO DE AGUAS DE ESCORRENTÍA SUBTERRÁNEA
El estado de deterioro del firme del puente del Bimilenario puede ser sólo un síntoma muy leve de una “enfermedad mayor” que afectaría a esta “Macro Construcción” y por la cual pasan cientos de vehículos ligeros y pesados todos los días.
Al construir cualquier elemento sobre el suelo y por debajo del suelo (zapatas, muros, pantallas, fosos, puentes, etc.), como es el caso del puente Bimilenario, esto tendrá un efecto barrera sobre los flujos subterráneos que cambian su nivel (nivel freático) o trayectoria.
Con la acción del ser humano y consecuentemente, con la obra urbana, hemos ido enterrando o trasladando esos flujos naturales que entorpecen o dificultan el trabajo constructivo, creyendo que esta es la solución definitiva, o al menos estas son las metas.
Pero se demuestra una y otra vez que la acción de la naturaleza no puede bloquearse tan fácilmente por la acción del ser humano y nada está más lejos de la realidad.
En muchos casos, los flujos subterráneos vuelven a tener un impacto en los edificios y el desvío suele afectar a las construcciones urbanas.
La base de las construcciones es el elemento más importante de cualquier edificación, en el caso del puente lo es la “torre principal” que sustenta los tensores.
El terreno puede haber cedido y sufrir hundimientos diversos por el flujo de aguas soterradas que supuestamente serán las procedentes de las zonas elevadas superiores de la partida de Carrús y terrenos colindantes más elevados que la construcción del Bimilenario.
Las estructuras enterradas deben protegerse de las aguas subterráneas o bien si no es posible, asegurar dichos proyectos constructivos pues, con el tiempo, obviar la acción de los elementos naturales puede traer serias consecuencias.
En el caso del puente del Bimilenario la aparición de socavones, hundimientos de terreno y desplazamientos del firme, puede estar condicionado al paso de aguas de escorrentía subterránea por debajo de las estructuras y del firme de la construcción del puente colgante. Agua procedente de las lluvias y de algún acuífero más o menos cercano de la zona norte más elevada.
En el reportaje podemos ver cómo debajo del puente al menos a simple vista hay dos posibles salidas de agua de escorrentía subterránea, aunque tapadas en algunos casos por la vegetación pero perfectamente visibles ) zonas (1) y (2).
En el lateral sur del puente vemos que la zona descrita como (1) el agua suele salir desde dentro de terreno, se observa que en la zona más baja del agujero (fotografía de plano cercano) hay una depresión hacia el interior de la base del puente, como un vacía, signo de que el agua sale de allí y se ha abierto paso.
Sobre este efecto cabría esperar que sólo esté activa la acción de salida y movimiento interno del agua cuando hay precipitaciones, pero no hay que descartar que en algunos casos cuando hay persistencia de lluvias, en ciertas épocas del año, son los acuíferos llenos los que prolongan la salida y movimiento del agua subterránea.
Fuente: AFPRESS
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