Hace más de un siglo, los habitantes del Torrevieja vivieron un confinamiento provocado por “la fiebre amarilla
Aterradora historia sobre como nuestros antepasados torrevejenses afrontaban las pandemias en el siglos pasados
El coronavirus, no es la única pandemia que ha sufrido Torrevieja y la comarca de la Vega baja.
Ya en el año 1810, la “peste” o también llamada “fiebre amarilla“, hizo estragos en los antepasados torrevejenses, cuando la población, tuvo que tomar medidas drásticas de confinamiento para evitar su propagación.
Las epidemias y el aislamiento de la población, no son un fenómeno nuevo, es una práctica que tiene 3.000 años, aunque se ha ido sofisticando.
En este video, podemos escuchar un relato de lo sucedido en 1810:
Enterrada en vida
Poco se conoce y menos se recuerda acerca de la epidemia de peste o fiebre amarilla que se declaró en esta comarca en 1.810, causando estragos en las poblaciones circundantes.
La propagación de dicho mal entre los vecinos del pueblo fue mucho menor, motivada en parte por la prohibición del movimiento de gentes hacia y desde las localidades atacadas por la epidemia, decretada por las autoridades sanitarias a fin de evitar el contagio.
Entre otras medidas de precaución se tomó la de no consumir agua sin haberla esterilizado previamente mediante su cocción, recomendándose también la desinfección de viviendas mediante un “desahumo” compuesto por una mezcla de azufre con azúcar y una corteza de limón, que se hacía arder y tornaba la atmósfera irrespirable.
Aquellas personas de quienes se sospechaba que habían fallecido a causa del mal, rápidamente eran trasladadas al cementerio (situado frente al desaparecido laboratorio de las Salinas) y sin demora eran enterradas.
Con posterioridad a este evento fue edificado el nuevo cementerio, trasladándose al mismo los restos humanos existentes en el anterior.
Con horror se descubrió entre ellos los de una joven cuyo rostro aparecía violentamente contraído y con las manos crispadas, clavadas las uñas en la cara. Se recordó entonces, que durante los días que siguieron al del entierro de la desdichada joven, se estuvieron escuchando desgarradores gritos procedentes del cementerio, motivo por el que los vecinos no se atrevieron a acercarse por allí para investigar su causa, temerosos de que se tratase de un alma en pena
¿Qué medidas tomó España en el siglo XIX para frenar la epidemia de fiebre amarilla?
- En los pueblos de la dominación del Rey fronterizos se formarán Juntas de Sanidad compuestas del Párroco, dos individuos de la Municipalidad y dos personas de las principales, que establecerán registros y lazaretos, y harán observar las quarentenas con aquellas formalidades y rigor que se executó en la epidemia del año de 1804 por las acertadas providencias del Gobierno que entonces se circularon.
- En todos los demos pueblos se establecerán tambien registros de sanidad en parages fixos, compuestos de un Municipal y de otras dos personas nombradas por turno, sin excepción de clases, para impedir la entrada á todo forastero que venga de país sospechoso.
- Las Justicias de los pueblos, por medio de estas juntas y registros, harán reconocer escrupulosamente los pasaportes y documentos de cualquiera persona que intente entrar en ellos; y si viniere de parage donde reyne la epidemia, no se la permitirá el paso, á no ser que presente los correspondientes testimonios de sanidad; y que reconocida por los facultativos, se aseguren de su buen estado por todos los medios que dicte la prudencia.
- Asimismo harán detener todos los efectos de comercio que vengan de la costa en que se ha manifestado el contagio, tomándose inmediatamente las oportunas medidas para purificarlos por las fumigaciones; y sin este requisito no se entregarán á los interesados para la circulación y tráfico.
- Los Jueces y Juntas de Sanidad se abstendrán de llevar derecho alguno por los pasaportes y certificados que expidan á las personas á quienes reconocidas por sanas se les permita el paso é introducción en los pueblos.
- En aquellos en que haya Médicos titulares, cuidarán las Municipalidades de que estos visiten todas las personas que adolezcan de enfermedades internas para evitar el peligro de que tratadas por Cirujanos romancistas ó Sangradores, que las desconozcan en los principios, no se puedan tomar oportunas providencias si por desgracia llega á presentarse el mal en la población.
- Se doblará la vigilancia para observar en los pueblos los reglamentos de policía urbana, relativos á mendigos, y al aseo y limpieza de las calles.
- Los Jefes de los Pueblos encargarán cuidadosamente á los vecinos que usen con freqüencia de la precaución de lavar en vinagre el dinero, cartas ú otros efectos procedentes de persona que aun remotamente pueda tener la nota de sospechosa.
- En los puertos de mar se observarán las mismas precauciones, y además se obligará á todos los barcos que lleguen á ellos de los de la costa en que exista la fiebre á hacer quarentena de observación por quatro días en el caso de haberse pasado ocho desde su salida: los que lleguen con menos días de navegación la sufrirán hasta el completo de los doce; y quando hayan de admitirse á plática , se ejecutará esta con todas las precauciones que se toman ordinariamente con los buques de procedencia sospechosa ; encargando á las respectivas Juntas de Sanidad la mayar vigilancia en este punto.
- Las Justicias arrestarán y castigarán de la manera que prescriben las leyes penales de Sanidad á todo individuo que esté en comunicación con los países infestados, ó con ciudades ó pueblos que tengan freqüentes relaciones con ellos.
- Castigarán igualmente toda infracción á las medidas y precauciones que para obtener la salud de los pueblos se adopten con este motivo.
- Por último, se estimulará con premios á todos los habitantes de los pueblos para que delaten las personas ó efectos que, viniendo del país contagiado, se introduzcan en ellos sigilosa y cautelosamente, sin someterse á las precauciones indicadas y á las demás que ordenen las Juntas con vista de la localidad y de otras circunstancias.
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