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Los ganadores de un reality holandés revolucionan Polopos

El programa televisivo desata la fiebre turística y el pueblo es el nuevo lugar de peregrinaje desde los Países Bajos | Las cinco parejas finalistas se quedan a vivir en la villa para reactivar la economía local y acabar con la despoblación

El sinuoso trazado de Polopos ha encandilado a los Países Bajos. El pueblo adormecido por la despoblación empieza a despertar gracias a un grupo de concursantes televisivos holandeses que, enamorados de la Sierra de la Contraviesa, se han instalado para reanimar las calles de una villa envejecida. Las paredes cambian su desgaste por un nuevo fondo blanco, las casas quitan el cartel de se vende y se abren nuevos negocios. Las matrículas amarillas y los coches de alquiler suben y bajan con frenesí la carretera sin quitamiedos que une la A-7 con un pueblo que estaba en medio de la nada y que una productora de televisión ha puesto sobre el mapa europeo. Tras seis meses de grabación del programa ‘El pueblo español: Polopos’–en el que cinco parejas compitieron en un reality show con el reto de revitalizar la ‘España vacía’–, el concurso ha terminado y el municipio ya tiene su pareja ganadora. Wijnand Boon (conocido entre los poloperos como Nando) y Thysa Zevenbergen. La pareja de artistas, de 42 y 32 años respectivamente, usará el premio 20.000 euros para crear una residencia para artistas en el pueblo. Polopos será cuna del arte y destino para el retiro espiritual de los creadores.

Ambos han recibido el título de ciudadanos honorarios y echan raíces en la comarca. El resto de concursantes, que tenían el compromiso de quedarse sólo durante la elaboración y retransmisión del programa, han decidido quedarse. Los holandeses han puesto en marcha varias iniciativas que están consiguiendo arrancar la localidad.

De la agitación de las avenidas de Amsterdam a las calles, un poco menos tranquilas de Polopos. El cambio no sólo ha sido radical para los escépticos vecinos del pueblo que no esperaban que un grupo de «guiris» revolucionaran por completo la villa. Nando y Thysa echan raíces se han puesto manos a la obra para construir el hostal. Ya imaginan en la casa a medio rehabilitar una sala para cine, exposiciones, una pequeña cantina y dos habitaciones para sus huéspedes. Por supuesto, también colocarán la placa de ‘ciudadanos honorarios’ que recibieron del alcalde cuando ganaron el concurso.

«Nuestro sueño es construir una residencia para que creadores de todo el mundo encuentren un remanso de paz dónde poder inspirarse e intercambiar cultura», explica Thyssa. «Descubrí la Alpujarra en un viaje que hice en caravana y desde entonces me ha obsesionado. Soñé con volver porque tenemos muchos amigos en la zona y ocho años después aquí estamos», añade Nando. La pareja evita que la fama les abrume. La emisión del reality no ha trascendido apenas fuera del pueblo, pero es un auténtico fenómeno en Europa. Polopos se ha convertido en el lugar de peregrinación de centenas de holandeses. «Antes éramos más españoles y sólo unos cuantos guiris. Parece que nos invaden o que nosotros somos los turistas», bromea uno de los vecinos mientras apura su cerveza en compañía de la pareja ganadora. «Es una alegría ver el pueblo con mas vida. Vienen turistas a conocer Polopos. Hace unos meses era impensable que tanta gente supiera de la existencia de este sitio», agrega. Y es cierto. Más de 800.000 espectadores estuvieron atentos en la televisión holandesa RTL4 a las aventuras de sus compatriotas. La audiencia ha dejado el sofá para pasearse por el municipio.

100 holandeses en un día

La tez blanca y los ojos claros de los holandeses pululan por las calles, antes muertas, del municipio. Descubren los lugares de grabación e irrumpen, para sorpresa de los exconcursantes, en sus casas. «Hemos llegado a recibir 100 visitas en un día. Imagínate estar en la cama a las 9 de la mañana un domingo y que aporreen en tu puerta.Se nos hace raro, pero estamos agradecidos», dice Thysa.

Sin embargo, ya se habían acostumbrado a las jornadas de puertas abiertas con sus nuevos vecinos. «No echamos la llave en la parte de la casa que queremos convertir en cantina y al principio nos chocaba un poco que los vecinos entraran, pero cogimos confianza enseguida. No teníamos agua en las casas y nos dejaban sus baños para que nos ducháramos», cuentan. Otra cosa que les ha sorprendido de Polopos es la hospitalidad y el cariño de los habitantes. No hay día en el que no encuentren un obsequio en la puerta. «Naranjas, sandías, verduras… no había comido tanta fruta nunca». «Nos tratan con mucho cariño», explican. Las parejas comparten amistad con los 54 poloperos que viven allí. «El alcalde nos ha animado a todos a tener hijos. Sólo hay tres niños en el pueblo y con dos más reabren la escuela». «He de confesar que yo también se lo digo a las parejas que llegan», dice Nando. Los holandeses, ya poloperos de pura cepa, han dado un impulso de molino a la economía. Las otras parejas finalistas están inmersas en proyectos como la exportación de vino o la creación de una empresa de excursiones en la naturaleza.

La misión de repoblar Polopos va viento en popa. Un inglés ha comprado uno de los chalets para crear un museo y otras casas también se han retirado del mercado para hacer negocio. La localidad se reinventa sin olvidar sus raíces. «Nos gusta conocer y respetamos la tradición del pueblo. Este año Nando será mayordomo de las fiestas. Polopos está en un entorno único que necesita ser explotado de forma sostenible. Queremos que el pueblo se desarrolle sin perder su encanto», manifiesta Thysa.

Los ciudadanos honorarios se han convertido en embajadores de Holanda en Polopos y en embajadores de Polopos en los Países Bajos. La pareja asegura que viajará invitada con el alcalde, Matías González, a la ciudad de Leiden para dar a conocer el municipio y a asistir a unas jornadas culturales. Los artistas quieren que las casas desvencijadas y abandonadas se conviertan en puntos de encuentro y pequeños museos para los vecinos.

Polopos no es la Costa del Sol

Ivo y Koen son los jóvenes productores que llegaron hace años a Polopos y dieron a conocer a la cadena de televisión el enclave para rodar el programa. Lo hicieron por el amor que profesan al pueblo. No les gustaba ver cómo día a día perdía habitantes. Su sueño es convertir la zona de Polopos en varios lustros en un destino de turismo ecológico de lujo.

Polopos no será jamás la Costa del Sol. Buscan que «un turismo sosegado se instale en el municipio, frente al turismo de masas» que acude la provincia malagueña. Ivo y Koen han puesto en marcha varios negocios en Polopos, que han dejado en manos de otros gestores, con el único propósito de mantener el latido del pueblo. Su próximo reto es crear un hospedaje en medio de la naturaleza que abrirá previsiblemente en marzo de 2020.


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