San Pedro la Laguna: un pueblo sin plástico
En San Pedro la Laguna, municipio de Guatemala, las autoridades prohibieron el uso de pajillas, duroport y bolsas de plástico. Quieren proteger uno de los tesoros naturales del país, el lago Atitlán, convertido en un vertedero. La población apoya la drástica medida.
Los habitantes de San Pedro La Laguna han sustituido este material por otros biodegradables. Cuando hacemos la compra muchos de los productos que escogemos a diario están envasado en plástico, y nos los llevamos a casa dentro de una bolsa de plástico. Estos envases pueden parecer artículos inofensivos pero la realidad es que una bolsa de plástico del supermercado tardará unos 150 años en degradarse, y una botella de plástico puede tardar hasta 1000 años.
La contaminación por plásticos es un mal que afecta al mundo entero, y aunque actualmente ya existen muchas iniciativas que regulan o impiden su uso, aún queda mucho camino por recorrer para erradicar por completo el uso abusivo de este material. Sin embargo, hay lugares en el mundo que se han puesto manos a la obra y han conseguido vivir sin usar plásticos. Este es el caso de San Pedro La Laguna en Guatemala donde por órdenes municipales se llegó a la decisión de quitar definitivamente las bolsas, envases y recipientes de plástico.
Este pueblo de unos 10.000 habitantes adoptó legalmente en 2016 esta medida tras una consulta. El objetivo era prohibir y multar el uso de plásticos para preservar el Lago Atitlán, que se había convertido en un vertedero de basura. Este lago es una de las principales fuentes económicas de los pescadores locales, además de que sirve como un centro turístico.
En San Pedro La Laguna se ha sustituido todo este plástico por otros materiales biodegradables y han vuelto a sus orígenes. Ahora, el pan lo guardan en servilletas tejidas por artesanos de la región; la carne, pescado o queso se envuelve en hojas de plátano; o la compra en el mercado se carga en canastas tejidas con palma.
Todos estos productos que han sustituido el plástico han ayudado a que se reduzca significativamente los residuos que se generan, pero también han incrementado los ingresos a los artesanos que hacen estas servilletas de tela, ya que comentan, son parte de su tradición, y ahora que se utilizan más, tienen otros ingresos.
Fuente.: La Vanguardia / EFE
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