Elche, sinónimo de cultura, paisaje y calzado
La ciudad alicantina de Elche recibe al viajero con grandes atracciones turísticas como su Palmeral, el Misteri o el Museo Escolar de Pusol, reconocidos como Patrimonio de la Humanidad. Su famosa Dama, sus paisajes, su patrimonio, su tradición del calzado, o su gastronomía son otros de los alicientes de este destino que conquistan al viajero.
De entre todos los atractivos que esconde la ciudad alicantina de Elche hay tres que marcan la diferencia por ser considerados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Está, por ejemplo, su Palmeral, un paisaje cultural único diseñado por palmeras; el Misteri, una obra de teatro medieval que se representa ininterrumpidamente desde su origen a mediados del siglo XV; y el Museo Escolar de Pusol, un singular espacio museístico que muestra cómo era la vida en la ciudad entre el siglo XIX y comienzos del XX.
Junto a éstos, la ciudad de la Dama -una escultura íbera en piedra caliza datada entre los siglos IV y V a.C., encontrada en un yacimiento cercano y convertida en símbolo local- aglutina otros reclamos turísticos que se reparten en torno a este destino industrial salpicado de palmeras, de clima mediterráneo, y próximo al mar.
Su amplio legado íbero, árabe y romano toma forma a lo largo de las calles y plazas de la ciudad, con construcciones nobles y monumentales dignas de visita, como la basílica de Santa María, el alcázar de la Señoría, la torre de la Calahorra, el Ayuntamiento o el convento de la Merced. Otro de los puntos turísticos de la ciudad lo constituyen los famosos Baños Árabes, del siglo XII; o el Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE), que ofrece al visitante una amplia panorámica de los avatares de la urbe.
En el apartado museístico, también resulta imprescindible visitar el Museo Municipal de la Festa, abierto en 1997 para mostrar al visitante toda la magia que envuelve el Misteri o Festa d’Elx, con carteles antiguos, instrumentos, vestidos de los cantores y una maqueta de la basílica en la que se representa la obra; o el Museo Paleontológico, donde se exhiben más de 1.200 fósiles y reconstrucciones que ofrecen un recorrido por el Paleozoico.
Pero la visita a la ciudad de Elche tiene más paradas de esas llamadas obligatorias, más puntos imprescindibles en los que descubrir y recordar la cultura y la historia de la localidad, como el Museo de Pusol, con más de 90.000 objetos del siglo XIX y comienzos del XX que muestran cómo era la vida en el Camp d’Elx; o el Yacimiento Arqueológico L’Alcúdia -donde se encontró la Dama de Elche en 1897- y su museo monográfico, con una selección de esculturas de época ibera, muestras prehistóricas o curiosos objetos romanos y visigodos.
Junto a sus manifestaciones culturales hay otro símbolo único en la historia de Elche: su Palmeral. Se trata de un paisaje cultural sin parangón, legado de lo que fue Al-Andalus, que constituye un extraordinario exponente de sostenibilidad. Este palmeral, “el mayor de Europa” según Turismo de Elche, ha sido reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y por él se reparten más de 200.000 ejemplares.
Aunque la función del Palmeral es básicamente paisajística y cultural, aún se mantiene ligado a la agricultura gracias a la producción de palma blanca, muy utilizada en el Domingo de Ramos; y de dátiles, sembrados en reducidas cosechas de la zona.
Para descubrir el atractivo de esta joya natural que envuelve a la ciudad, existe una ruta que atraviesa singulares huertos de varios siglos de antigüedad y que permite a los visitantes hacer un recorrido de gran belleza y muy didáctico.
Entre todas las paradas destaca la del Jardín Artístico Nacional del Huerto del Cura, que permite descubrir diferentes especies de palmáceas de todo el mundo, algunas de gran valor botánico -sobre todo tropicales-. Además de este interesante paseo al aire libre, la propuesta invita a degustar el licor de dátil o la gastronomía ilicitana en alguna de las terrazas que se extienden a lo largo del camino mientras se disfruta de las vistas al entorno.
Otra alternativa es visitar el Museo del Palmeral, que rinde homenaje a esta joya local y ofrece un recorrido por su historia, evolución, cultura y características más destacadas a través de salas con vídeos, paneles, elementos expositivos, pantallas táctiles y sonidos envolventes. Se emplaza en una casa tradicional del siglo XIX, en el céntrico huerto de San Plácido y en plena Ruta del Palmeral.
Pero Elche ofrece al viajero otras muchas cosas además de sus símbolos fundamentales. Si bien la ciudad es un destino cultural de primer orden, también es una ciudad moderna con otros alicientes para el visitante.
En Elche, se puede disfrutar de una interesante tarde de compras, con el calzado como gran protagonista. La ciudad, con una tradición que se remonta al siglo XIX, presume de producir el 39% del total de los zapatos fabricados y comercializados en España, según datos de Turismo de Elche, y constituye un auténtico paraíso para los amantes del shopping.
Para disfrutar de la experiencia, se ha puesto en marcha la Ruta Outlet que discurre por Elche Parque Empresarial, a siete kilómetros del casco urbano, y que propone visitar más de veinte espacios de las mejores firmas de calzado, y otros tantos de otros sectores como el textil, alimentación, complementos, cosmética y mobiliario. Interesante resulta también visitar el Museo del Calzado de Pikolinos, donde se explica el comienzo y evolución de la industria del calzado, remontándose a los orígenes de la artesanía alpargatera del siglo XIX.
Sus nueve kilómetros de playa, la dunas y pinares que diseñan su ecosistema, la oferta de ocio nocturno, o la gastronomía local que toma forma en restaurantes, mesones y bares de la urbe son otros de los alicientes que ofrece este destino para el viajero que se encuentra en Elche con una completa alternativa vacacional.
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